viernes, 2 de noviembre de 2018

Transporte de cuidados críticos

Transporte de cuidados críticos

Oscar Guillermo Ordoñez Gonzalez
02/11/18







Introducción e historia


El transporte de pacientes críticos es un punto muy significativo dentro del proceso de atención médica intensiva, en la actualidad está bien asentado y es abastecido con recursos provenientes de organismos oficiales, empresas públicas y privadas.
Resumiendo, la historia, los sistemas de transporte médico tal y como los conocemos en la actualidad, tienen sus orígenes en la milicia.

En el siglo 1 a.C. nos encontramos con el primer sistema de transporte sanitario empleado por los romanos para evacuar a sus heridos en el campo de batalla. Existen referencias de evacuaciones sanitarias registradas durante las cruzadas en el siglo XI, donde se prestaba auxilio a los heridos en los  campos de batalla. Más adelante en los siglos 18 y 19 se utilizaron diferentes tipos de vehículos para el transporte de enfermos y lesionados, entre ellos carruajes tirados por caballos, globos de aire caliente, carros de ferrocarril y más adelante helicópteros y aviones.
En 1972 el cirujano Jean Dominique Larrey de los ejércitos napoleónicos creó un sistema de atención prehospitalaria y diseñó una unidad móvil para el traslado y atención en la escena de los heridos de guerra. Este vehículo era utilizado para el transporte del personal médico y de sus herramientas de trabajo al campo de batalla.


Los primeros servicios de ambulancias con un hospital de base surgieron entre 1860 y 1870 en Cincinnati y en Nueva York, aunque solo se limitaban al transporte de pacientes para una mejor atención médica.
En 1920, en la Antigua Unión Soviética se implementó el primer servicio médico a domicilio y más tarde, en 1962 Moiseiev publicó un artículo sobre un sistema de atención prehospitalaria para pacientes con falla cardiaca.
En el año de 1966, en Irlanda del Norte se desarrolló un sistema para la atención de pacientes con cardiopatía isquémica a domicilio, usando unidades terrestres equipadas con equipo electromecánica portátil, dicha unidad contaba con un médico cardiólogo y una enfermera. Con este sistema de atención especializada se redujo la mortalidad prehospitalaria y el tiempo de arribo a un hospital.
A partir de entonces, se revolucionó la atención prehospitalaria en base a la educación y entrenamiento del personal a bordo y el desarrollo tecnológico para el monitoreo y apoyo de las funciones vitales.

En 1968 en los EUA surgió la primera unidad móvil de terapia intensiva prehospitalaria dirigida a la atención de pacientes en estado crítico, dadas las necesidades crecientes se implementaron cursos de atención prehospitalaria para niños y adultos.
En México, la atención especializada del paciente crítico nació en 1982. En los primeros años de operación el equipo estaba conformado por un médico especialista, un médico general como auxiliar y un paramédico para asistir en los procedimientos. Después de esto, han surgido otras empresas tanto públicas como el IMSS e ISSSTE y privadas y la población se ha ido familiarizando con este tipo de servicios recurriendo a ellos con mucha frecuencia.

Vehículos.


A la hora de elegir el tipo de transporte hay que tener en cuenta varios aspectos como es el estado del paciente.
  1. Crítico: Con riesgo potencial para la vida de forma inmediata.
  2. Grave: Con proceso patológico que no significa un riesgo vital, pero produce una disfunción orgánica importante.
  3. No grave: Con proceso patológico que no significa un riesgo vital.

Otro aspecto a tener en cuenta es la urgencia con la que el paciente necesita el traslado.

  1. Emergencia: Inmediatamente que se detecta el problema médico, sin demora y con prioridad absoluta.
  2. Urgente: Por aquellas patologías que significan un riesgo vital grave pero su tratamiento se puede iniciar en el hospital de origen.
  3. Demorables: Pacientes clínicamente estables enviados para continuar con su tratamiento o realizar pruebas diagnósticas.

El medio de transporte a utilizar se elegirá entre tres modalidades, terrestre, aéreo (ala rotativa), aéreo (ala fija).
La elección del vehículo dependerá de las opciones disponibles en cada hospital o centro de coordinación de urgencias.














El trasporte terrestre es el más accesible debido a su operatividad y la capacidad de acoger a todo tipo de pacientes independientemente de su tamaño físico, tipo de patología y soporte terapéutico. Puede recorrer distancias menores a 80 kilómetros antes de reabastecer y es la alternativa en caso de no poder realizar vuelos.
  Es más económico y no requiere un lugar especial para estacionarse ni para transferir al paciente a otro vehículo, no es muy limitado por las inclemencias del tiempo y en caso de emergencia se puede detener el vehículo. Algunas de sus mayores ventajas son el espacio interior de algunas unidades ya que puede ser bastante cómodo trabajar, hay menor ruido molesto para el paciente, no se necesita de pilotos entrenados y tienen una mayor capacidad de carga además de que los efectos adversos hacia el paciente y la tripulación son mínimos o no existen.
Algunas de sus mayores desventajas son la capacidad para transportar a un solo paciente, son unidades lentas y la distancia que recorren puede ser limitada.


















El transporte en helicóptero puede a veces estar limitado para pacientes de talla alta y debido a la escasa capacidad de maniobra que dispone en su interior a pacientes que necesitan gran soporte terapéutico.
Tanto en transporte aéreo como terrestre el equipo suele tener la misma configuración, aunque habitualmente el personal de transporte aéreo suele estar más entrenado y especializado en transporte de pacientes críticos.
Los helicópteros se pueden clasificar por su capacidad de carga. Ligeros (1 a 2 camillas), medios (6 camillas) y pesados (24 camillas). Está indicado en distancias menores de 300 km, cuando el trasporte requiera gran velocidad, en situaciones de rescate en alta montaña, lugares inaccesibles y en el mar.
Su máxima utilidad se encuentra en el transporte primario no urbano (accidentes de tráfico) y en el transporte secundario de pacientes críticos.
Su uso está limitado por los inconvenientes que presentan el alto nivel de ruidos, la necesidad de condiciones meteorológicas óptimas, no presurización de cabina, alto coste de mantenimiento y la necesidad de contar con un hangar.













El uso de aviones se reserva para traslados interhospitalarios de larga distancia, más de 300 km, donde proporciona alta velocidad, menos ruidos y control de la temperatura ambiente.
Para vuelos de 300 a 500 km se suele utilizar el avión a turbo propulsión con capacidad para aterrizar en pistas cortas y con cabina presurizada. Para distancias mayores suele utilizarse el avión tipo jet.
Los aviones presurizados son aquellos que mantienen la presión atmosférica en el interior del aparato sin cambios respecto a la existente a nivel del mar. Los no presurizados son aquellos cuya presión atmosférica en el interior desciende con la altitud
El coste de los traslados en aviones es sustancialmente mayor que el realizado por ambulancias terrestres o helicópteros.

Según la Norma Oficial Mexicana NOM-020-SSA2-2004, el equipo médico básico necesario para las unidades móviles terrestres de cuidados críticos, debe ser: 


  • Estetoscopio biauricular adulto y pediátrico;
  • Estetoscopio Pinard;
  • Termómetros, rectal y oral;
  • Esfigmomanómetro con brazaletes tamaños pediátrico y adulto;
  • Estuche de diagnóstico con oftalmoscopio;
  • Collarín cervical semirrígido, tamaños chico, mediano y grande e inmovilizador de cráneo;
  • Laringoscopio con mango mediano de hojas rectas, números 0, 1, 2, 3 y 4, con hojas curvas números 1, 2, 3 y 4;
  • Reanimadores de bolsa con válvula de no reinhalación, con vías de entrada de oxígeno, uno para adultos con balón de 1000 mililitros, uno pediátrico con balón de 500 mililitros, con mascarilla tamaños 0, 1, 2, 3, 4 y 5;
  • Tanque de oxígeno portátil, tamaño “D”, con manómetro regulador, válvula de demanda y flujómetro;
  • Tanque fijo de oxígeno de por lo menos tres metros cúbicos con manómetro, flujómetro y humidificador;
  • Equipo esterilizado para atención de parto, el cual debe contar por lo menos, con: budinera de acero inoxidable, dos pinzas Rochester curvas, pinzas de disección sin dientes, onfalotomo, tijera Mayo, porta agujas Mayo Hegar, cinta umbilical o similar y tres campos;
  • Tabla camilla para lesiones de columna vertebral, con un mínimo de tres bandas de sujeción y tabla corta para lesiones de columna cervical con bandas de sujeción al tórax;
  • Gancho porta suero doble;
  • Equipos de aspiración, fijo y portátil;
  • Férulas rígidas o neumáticas, para miembro superior y para miembro inferior;
  • Jeringas;
  • Equipo esterilizado de cirugía menor, el cual debe contar como mínimo con: charola de acero inoxidable, pinzas de Adson con dientes y sin dientes, mangos de bisturí cortos números 3 y 4, pinzas de disección estriadas con dientes y sin dientes, pinzas Kelly curvas, pinzas tipo mosquito, un porta agujas Mayo Hegar, tijera Mayo y campo hendido de 90 por 90 centímetros;
  • Ventilador automático volumétrico;
  • Monitor cardiaco para trazo de ECG;
  • Oxímetro de Pulso;
  • Desfibrilador portátil con cardioversión sincronizado;
  • Incubadora de transporte sólo en unidades que ofrezcan cuidados perinatales;
  • Equipo para canalización de vasos umbilicales, sólo para unidades que ofrezcan cuidados perinatales, debe contar por lo menos con riñón de acero inoxidable de 250 mililitros; un vaso graduado de 60 mililitros, tijeras de Mayo, pinzas de disección sin dientes, porta agujas Mayo Hegar y pinzas tipo mosquito.


Medicamentos y soluciones en las unidades móviles tipo ambulancia, de urgencias y cuidados intensivos:


  • Analgésicos;
  • Anestésicos locales, se debe incluir lidocaína al 2% sin epinefrina;
  • Sedantes anticonvulsivos, se debe incluir difenilhidantoína y benzodiacepina;
  • Antihistamínicos;
  • Antianginosos;
  • Antihipertensivos, se debe incluir Nitroprusiato de sodio, diazóxido, nifedipina y captopril; Glucocorticoides intravenosos;
  • Broncodilatadores inyectables y para inhalación;
  • Frascos ámpula de dextrosa al 50%;
  • Bolsas con solución glucosada al 5%;
  • Bolsas con solución salina al 0.9%;
  • Bolsas con solución Hartmann;
  • Agua bidestilada;
  • Jalea lubricante hidrosoluble y pasta conductiva para monitoreo electrocardiográfico;
  • Atropínicos solución inyectable;
  • Bicarbonato de sodio en solución inyectable;
  • Expansores del plasma;
  • Inotrópicos, incluir adrenalina, digoxina e isoproterenol;
  • Fenotiazínicos;
  • Diuréticos de asa, se debe incluir furosemide inyectable;
  • Solución de manitol;
  • Antiarrítmicos.

Bibliografía


José Ma Garrido Miranda. (2009). Transporte del paciente crítico. 2018, de Logoss Sitio web: https://www.logoss.net/file/964/download?token=0Tnm9VRh

Dr. Elpidio Cruz, Dr. Bulmaro Borja & Dr. Manuel Medina. (2001). Transporte del paciente crítico en unidades móviles. 2016, de Revista de la asociación mexicana de medicina crítica y terapia intensiva Sitio web: http://www.medigraphic.com/pdfs/medcri/ti-2001/ti014d.pdf

No hay comentarios:

Publicar un comentario