viernes, 24 de agosto de 2018

Fisiología renal

Jaime Charfen Hinojosa – Profesor titular
Oscar Guillermo Ordoñez Gonzalez
25/Ago/2018






1.0 Introducción.
El objetivo de la fisiología es explicar los factores físicos y químicos responsables del origen, desarrollo y progresión de la vida.
Antes de examinar las funciones renales, habrá que comprender la definición de la fisiología en general.
La fisiología humana, es la ciencia que explica las características y mecanismos del cuerpo humano que hacen que sea un ser vivo.
La estructura de una parte del cuerpo permite cumplir determinadas funciones. Por ejemplo, la pared en la vejiga es más gruesa para evitar el escape de orina en la cavidad pélvica y su estructura posee gran elasticidad para permitir el estiramiento a medida que la vejiga se llena de orina.
1.1 Niveles de organización.
Se explora al cuerpo humano desde los elementos y moléculas hasta la persona como un todo.


Imagen 1.Célula es la unidad básica de vida: unión de moléculas; Tejido: unión de células;    Órgano: unión de tejidos; Aparatos y sistemas: órganos relacionados entre sí; Organismo: ser vivo.



1.2 Aparato urinario.
Componentes: Riñones, Uréteres, Vejiga y Uretra.
Funciones: Produce, almacena y elimina la orina, elimina desechos y regula la composición química de la sangre, ayuda a mantener el equilibrio ácido – base de los líquidos corporales, mantiene el equilibrio mineral del cuerpo, ayuda a regular la producción de glóbulos rojos.

2.0 Fisiología renal
A los riñones les compete la mayor parte de la actividad del aparato urinario. Ejercen numerosas funciones homeostáticas, entre ellas las siguientes:
Regulación de la composición iónica de la sangre. Los riñones ayudan a regular los niveles plasmáticos de diversos iones, en especial Sodio (Na), Potasio (K), Calcio (Ca), Cloruro (Cl) y Fósforo (HPO4).
 Regulación del PH sanguíneo. Los riñones excretan una cantidad variable de iones Hidrógeno (H) hacia la orina y conservan los iones bicarbonato (HCO3), que son importantes para amortiguar los H de la sangre. Estas dos funciones contribuyen a regular el PH sanguíneo.
Regular el volumen plasmático. Esto es posible conservando o eliminando agua en la orina. Un aumento del volumen plasmático aumenta la presión arterial y viceversa.
Regulación de la presión arterial. Los riñones también interviene en la regulación de la presión arterial secretando la enzima renina que activa al sistema renina-angiotensina-aldosterona. El aumento de la renina ocasiona un aumento de la presión arterial.
Mantenimiento de la osmolaridad sanguínea. Regulando por separado la pérdida de agua y la pérdida de solutos en la orina, los riñones mantienen la osmolaridad sanguínea alrededor de los 300 miliosmoles por litro (mOsm/L).
Producción de hormonas. Producen dos hormonas. El cortisol, que ayuda a regular la homeostasis del calcio; y la eritropoyetina, que estimula la producción de glóbulos rojos.
Regulación de la concentración de glucosa sanguínea. Como el hígado, los riñones pueden usar el aminoácido glutamina para la gluconeogénesis, la síntesis de nuevas moléculas de glucosa, y luego liberar glucosa a la sangre para mantener su nivel normal.
 Excreción de desechos y sustancias extrañas. Mediante la formación de orina los riñones excretan desechos, sustancias que no tienen una función útil en el organismo. Algunos de ellos son el producto de reacciones metabólicas en el organismo, como el amoníaco y la urea de la desaminación de los aminoácidos; la bilirrubina del catabolismo de la hemoglobina; el ácido úrico del catabolismo de los ácidos nucleicos, etc. Otros residuos que se excretan con la orina son sustancias que no pertenecen a la dieta, como fármacos y toxinas ambientales.


Los riñones se disponen en la pared posterior del abdomen, fuera de la cavidad peritoneal, cada riñón de un ser humano adulto normal pesa unos 150 gr y tiene el tamaño aproximado de un puño cerrado. El borde cóncavo interno de cada riñón mira hacia la columna vertebral, cerca del centro de ese borde interno se encuentra una escotadura llamada hilio renal, a través del cual emergen los vasos sanguíneos, los vasos linfáticos, los nervios y el uréter, que transporta la orina final desde el riñón hasta la vejiga, donde se almacena hasta que se vacía.
Cada riñón está cubierto por tres capas de tejido. La capa más profunda es la cápsula fibrosa, la cual es tejido conectivo liso y transparente que se continúa con la capa externa del uréter. Ayuda a mantener la forma del riñón.
La capa intermedia es la cápsula adiposa, es una masa de tejido adiposo que rodea a la cápsula fibrosa. Protege al riñón de los traumatismos y lo sostiene de manera firme en su lugar dentro de la cavidad abdominal.
La capa superficial, la fascia renal, es una capa fina de tejido conectivo que fija al riñón a las estructuras que lo rodean y a la pared abdominal.

Nota: La ptosis renal (caída) es el desplazamiento hacia abajo o caída del riñón cuando este se desliza de su posición normal porque la cubierta adiposa no lo sostiene en forma adecuada. Es peligroso porque el uréter puede acodarse y obstruir el flujo de orina, la acumulación de orina resultante ejerce presión en el riñón lo cual daña el tejido renal.

Si realizamos un corte de arriba abajo las 2 regiones principales que se aprecian son la corteza externa y las regiones internas de la médula, apreciadas abajo en la imagen.
La médula se divide en 8-10 masas de tejido en forma de cono llamadas pirámides renales. La base de cada pirámide se origina en el borde entre la corteza y la médula y termina en la papila, ubicada en el espacio de la pelvis renal, la porción funcional del riñón recibe el nombre de parénquima,  que es la unión de la corteza con las pirámides renales. Dentro del parénquima se encuentran cerca de 1 millón de estructuras microscópicas llamadas nefronas las cuales tienen como objetico la formación de orina la cual es drenada a través de unos largos conductos que se extienden a través de la papila renal de las pirámides.
Una continuación en forma de abanico de la porción superior del uréter (imagen inferior). El borde externo de la pelvis se divide en bolsas abiertas, llamadas cálices mayores, que se extienden hacia abajo y se dividen en cálices menores, que recogen la orina de cada papila. Las paredes de los cálices, la pelvis y el uréter contienen elementos contráctiles que empujan la orina hacia la vejiga, donde se almacena hasta que se vacía en la micción.

2.1 Irrigación renal
El riego sanguíneo de los dos riñones es normalmente de alrededor del 22% del gasto cardiaco, o 1.100ml/min ya que, al eliminar desechos de la sangre y regular su volumen y composición iónica están muy vascularizados.
Dentro del riñón, el gasto cardiaco fluye a través de las arterias renales derecha e izquierda, estas se ramifican progresivamente (arterias interlobulares, arciformes, interlobulillares, eferentes) hasta formar capilares glomerulares (diminutivo de ovillo; red capilar en forma de ovillo que llega hasta cada nefrona), donde se filtran grandes cantidades de líquido y solutos para comenzar la formación  de orina.

2.2 Homeostasis
La circulación renal cuenta con dos lechos capilares, los capilares glomerulares  y los peritubulares, colocados en serie y separados por arteriolas eferentes que ayudan a regular la presión hidrostática en los dos grupos capilares.
La presión hidrostática alta en los capilares glomerulares (60 mmHg) da lugar a una filtración rápida, mientras que una presión hidrostática menor en los capilares peritubulares (13 mmHg) permite una reabsorción rápida de líquido.

 
Los riñones pueden ajustar la presión hidrostática en ambos capilares en respuesta a las demandas homeostáticas del cuerpo.
Al final los capilares peritubulares se vacían en los vasos sanguíneos del sistema venoso (vena interlobular, arciforme, vena renal).La sangre abandona el riñón a través de una única vena renal que sale por el hilio y desemboca en la vena cava inferior.

2.3 La nefrona


Como ya se había mencionado anteriormente, el ser humano contiene alrededor de un millón de nefronas, cada una capaz de formar orina. El riñón no puede regenerar nefronas nuevas, por lo tanto, en una lesión, enfermedad o envejecimiento normal renal, hay una reducción gradual del número de nefronas. Una persona de aproximadamente 80 años tiene un 40% menos de nefronas funcionales. Esta pérdida no pone en peligro la vida ya que son cambios adaptativos en el resto de nefronas que permiten adaptarse al cambio.
A grandes rasgos, la nefrona se divide en dos:
Un corpúsculo renal, formado por una red capilar llamada “glomérulo” y una cápsula glomerular (de Bowman), que es la cubierta que rodea a los capilares.
El plasma sanguíneo se filtra en esta cápsula y luego pasa a una zona llamada túbulo renal. Este a su vez, se divide en 3 secciones más:
1) El túbulo contorneado proximal; 2) el  asa de Henle, y 3) el túbulo contorneado distal.


Como es de suponer, el líquido atraviesa en ese orden por el túbulo proximal,
viajando hasta el asa de Henle y regresando al túbulo distal, después conecta con los túbulos colectores (imagen 7) los cuales se unen varios para formar uno solo cada vez mayor que desciende hasta vaciarse en la pelvis renal a través de las puntas de las papilas renales.
En cada riñón hay unos 250 conductos colectores muy grandes y cada uno recoge la orina de unas 4.000 nefronas.
Existen 2 tipos de nefronas:
Corticales y Yuxtamedulares.
Ambas contienes los mismos componentes descritos con la diferencia que el 80% de ellas son corticales, se encuentran en la corteza externa y tienen asas de Henle cortas y el 20% aproximadamente son yuxtamedulares, estas nefronas tienen asas de Henle grandes ya que se ubican en la profundidad de la corteza renal.


3.0 Conclusión
El funcionamiento renal es un elaborado proceso pero no termina ahí.
La orina que sale de la vejiga tienen prácticamente la misma composición que el líquido que fluye de los conductos colectores; no hay cambios significativos en la composición de la orina en su camino a través de los cálices renales hasta los uréteres y la vejiga.
La orina que fluye desde los conductos colectores hacia los cálices renales inicia las contracciones peristálticas que se propagan a la pelvis renal y después a lo largo del uréter, forzando así la orina desde la pelvis renal hacia la vejiga.
El estudio de las funciones renales no termina aquí, se deben analizar también las fisiopatologías las cuales son producidas por daño glomerular caracterizadas por elementos formes o proteínas en la orina con grados variables de insuficiencia renal o también patologías causadas por procesos inflamatorios; daño tubular o daño vascular.


4.0 Opinión personal
El estudio fisiológico del riñón conlleva mucho tiempo y dedicación ya que, en lo personal es un tema complicado que hay que analizar detenidamente y discernir cada pequeña parte ya que si no comprendemos la anatomía o el funcionamiento de uno de sus muchos componentes no podremos interpretar al riñón como un todo.
Ejemplo de esto es la filtración de la sangre y el paso del líquido a través, resulta muy simple imaginar superficialmente al riñón en el proceso de creación de orina, simplemente el líquido atravesando los riñones, viajando por los uréteres hacia la vejiga, la uretra y ya está, pero no analizamos el verdadero proceso en su viaje por las arterias, arteriolas, capilares, vénulas y venas y el complejo proceso realizado en las nefronas a través de ese laberinto de túbulos y la cápsula de Bowman, ramas del asa de Henle, hasta poder llegar a su conducto colector, papilas y vaciarse en la pelvis renal.
En fin, este ensayo trata de explicar a grandes rasgos el funcionamiento y proceso renal sin entrar en detalles muy técnicos o complicados, que antes desconocía, aún queda por explicar la fisiopatología que ahora será un poco más sencillo de comprender.




Bibliografía

John E. Hall. & Arthur C. Guyton. (2011). Tratado de Fisiología médica (12da ed.) Jackson: Mississippi.
Pgs 303-308

Gerard J. Tortora. & Bryan Derrickson. (2007) Principios de Anatomía y Fisiología (11ª ed.) Paramus: New Jersey. Pgs 999-1007